Le Corbusier. Un atlas de paisajes urbanos

Cuando un arquitecto quiere saber qué soluciones a sus problemas de diseño y creación puede ofrecerle VisualARQ, una buena introducción es nuestra serie de videos de la Ville Savoye. Evidentemente, las prestaciones del programa son mucho más amplias pero en diferentes capítulos presentamos un proyecto que permite aproximarse a nuestra tecnología.
Renderizado y planos de VisualARQ de la Ville Savoye.

Renderizado y planos de VisualARQ de la Ville Savoye. @ VisualARQ

A la hora de elegir un edificio emblemático, teníamos cientos entre los que escoger, pero elegimos la Ville Savoye de Le Corbusier. Nos atrajo el edificio pero también el autor, el hombre que fue más allá de los planos de una construcción y creó paisajes internos y externos desde la libertad y la falta de convencionalismos. Un Le Corbusier que rompe esquemas forma buena pareja con la tecnología informática que rompe también con la forma tradicional de crear arquitectura. Con estos antecedentes, es ineludible prestar atención a la exposición Le Corbusier. Un atlas de paisajes modernos preparada por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York en colaboración con la Fundación Le Corbusier de Paris. En Nueva York atrajo a más de 400.000 personas y si se alcanzó esa cifra es porque sedujo a visitantes que no provenían precisamente del mundo de la arquitectura, y es que el trabajo y los planteamientos de Le Corbusier interesan más allá de la técnica. Las siguientes escalas de la exposición en 2014 son Barcelona (enero-mayo) y Madrid (junio-octubre) No cabe duda de que uno de los puntos más atrayentes para los visitantes ajenos al mundo de la arquitectura son las maquetas mostradas en la exposición. Algunas corresponden a edificios no realizados, lo que no les resta ni un ápice de interés. Y ahí está parte de la lección que podemos extraer, un arquitecto cuyo nombre permanece atravesó períodos de gran frustración profesional. Sus proyectos eran rechazados, en ocasiones por incomprendidos pero en otras simplemente porque no encajaban en las ideas previas de quienes tomaban las decisiones. Ni se rindió ni cambió su perspectiva, no alteró su forma de ver su trabajo y en sus numerosas conferencias expuso reiteradamente sus planteamientos, seguro del camino que transitaba. Charles-Édouard Jeanneret nació en Suiza en 1887 y a los 30 años fijó su estudio en Paris. A partir de aquel momento desarrolló una intensa actividad en varios continentes, realizando más de 400 proyectos, de los que 75 correspondieron a edificios construidos. La muestra recoge trabajos proyectados a lo largo de 60 años y permite ver su evolución a lo largo de su prolongada trayectoria profesional. Lo primero que llama la atención es su modernidad. Cuando Le Corbusier comienza su actividad profesional, las máquinas y la tecnología adquieren pleno protagonismo. El optimismo por la mecanización alcanza toda la sociedad porque, de repente, la tecnología ha dado un salto gigantesco, avanzando en pocos años más que en el siglo precedente. Llega el optimismo por los avances que parecen anunciar un mundo perfecto pero coincide con la prevención ante tantos cambios que exceden el potencial del hombre, que había sido la medida de todas las cosas. Le Corbusier está en el primer grupo, en el de la confianza en el nuevo mundo que abre la tecnología y que le aporta seguridad para creer que ha llegado el momento de remodelar los edificios y, sobre todo, las ciudades. Esa concepción global tiene mayor campo para su desarrollo fuera de la vieja Europa, en países dónde todavía queda mucho por hacer. Le Corbusier irá desde América a India llevando proyectos y escribiendo textos que se convertirán en referentes de la modernidad. En Le Corbusier. Un atlas de paisajes modernos se pone de manifiesto la importancia de la naturaleza y el paisaje respecto a las construcciones y cómo buscaba cambiar la configuración de esas relaciones para crear nuevas formas de vivir. Los “paisajes” a los que alude el título de la exposición son los de los territorios que aspiraba a transformar, los arquitectónicos de la ciudad moderna, los domésticos y los que crean los objetos encontrados o bien ideados por Le Corbusier ejerciendo como arquitecto, urbanista, diseñador de interiores, escultor, pintor, escritor, editor, fotógrafo y cineasta. Estas son las palabras, pasemos ahora a las obras. Entre su variada y abundante obra, en VisualARQ hemos seleccionado cuatro proyectos vistos en la exposición. Los que llegaron a buen término son ampliamente conocidos, por eso hemos incluido dos que no lo consiguieron, no pasaron de ser planos y maquetas pero representan tan bien como cualquier otro la fuerza creativa del autor.

Palacio de los Soviets

Palacio de los Sóviets, Moscú, 1931-1932. Maqueta, 1932. Madera, pintura, metal, plástico y cristal. The Museum of Modern Art, Nueva York. Fondo de Adquisiciones Especiales,

Palacio de los Sóviets, Moscú, 1931-1932. Maqueta, 1932. Madera, pintura, metal, plástico y cristal. The Museum of Modern Art, Nueva York. Fondo de Adquisiciones Especiales, © 2014 FLC_VEGAP (Fuente: Caixa Forum)

En plena época estalinista, Le Corbusier presentó un proyecto audaz para el concurso del Palacio de los Soviets del año 1932. No llegó a construirse. Las dimensiones eran colosales, marca del período y de la ideología: una explanada al aire libre para 50.000 personas, dos auditorios, uno para 6.500 asistentes y otro para 15.000, un gran edificio administrativo… El espacio para la circulación rodada estaba en un nivel inferior, nunca en contacto con los peatones, y los aparcamientos estaban bajo los auditorios. La clave estaba en la distribución del flujo de visitantes mediante un circuito con varias entradas separadas para vehículos y personas. Las oficinas administrativas se concentran en un gran edificio independiente del cual parten rampas que conducen a la gran plataforma al aire libre. No hay ni un peldaño en todo el proyecto. Además de las dimensiones colosales, destacan ocho vigas verticales encajadas entre unos pilares inclinados y un gran arco parabólico de hormigón. Parece ser que la derrota en el concurso afectó mucho a Le Corbusier ya que tenía grandes esperanzas en las posibilidades que la nueva URSS, donde una sociedad nueva se estaba construyendo, ofrecía para sus proyectos urbanísticos que pretendían una renovación total del paisaje urbano.
Rascacielos en el Barrio de La Marina, Argel. 1938. Maqueta en madera.

Rascacielos en el Barrio de La Marina, Argel. 1938. Maqueta en madera.

Rascacielos en Argel

A finales de los años 30, Le Corbusier propuso unos planes urbanísticos para la ciudad portuaria de Argel que tampoco fueron llevados a cabo. Sin embargo, sí consiguió levantar algunas edificaciones de viviendas o industrias. En este proyecto de un rascacielos del barrio de La Marina aparecen elementos habituales en Le Corbusier, el brise-soleil y la logia. Estaba prevista la circulación vertical del aire, la protección de los rayos solares, el flujo de circulación de personas y vehículos… un conjunto de medidas que de haberse realizado en el conjunto de edificios hubiera cambiado por completo la fisonomía de la ciudad.  

Chandigarh

Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret). Asamblea, Chandigarh, 1961-1964. 1964. Maqueta de la estructura de la cubierta. Escayola y madera pintada. The Museum of Modern Art, Nueva York. Donación de Barbara Jakobson y del Architecture & Design Purchase Fund, 2010. (Source: Caixa Forum)

Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret). Asamblea, Chandigarh, 1961-1964. 1964. Maqueta de la estructura de la cubierta. Escayola y madera pintada. The Museum of Modern Art, Nueva York. Donación de Barbara Jakobson y del Architecture & Design Purchase Fund, 2010. (Source: Caixa Forum)

Le Corbusier estaba interesado en construir ciudades y sabía que en países en desarrollo o mutación resultaría más sencillo conseguirlo. Después de sus intentos insatisfactorios en la URSS y Estados Unidos, en 1950 le llegó un encargo a su medida. La India postcolonial estaba en plena autoafirmación nacional y el estado del Punjab deseaba construir su nueva capital: Chandigarh. La maqueta que mostramos corresponde al remate en forma de campana truncada del Palacio de la Asamblea. En la exposición se pueden contemplar planos y dibujos del proyecto. En uno de ellos figura la clave para interpretar este extraño semicono: Accoustic Means. La acústica es importante.

Ville Savoye

Ville Savoye, Poissy, 1928-1931. Maqueta, 1932. Madera, aluminio y plástico. Maquetista: Theodore Conrad. The Museum of Modern Art, Nueva York. Adquisición.

Ville Savoye, Poissy, 1928-1931. Maqueta, 1932. Madera, aluminio y plástico. Maquetista: Theodore Conrad. The Museum of Modern Art, Nueva York. Adquisición. Fuente: Caixa Forum

Cerramos el círculo con uno de los emblemas de Le Corbusier, la Ville Savoye. Una vivienda particular en un entorno privilegiado, rodeada de bosque y a pocos kilómetros de Paris. Pensada para llegar a ella en coche y haciendo que la casa sea funcional para acceder en vehículo. Miles de universitarios en las facultades de arquitectura han estudiado los tres tramos de su alzado, comunicados por rampas: pilotis, un plano central de líneas rectas con aberturas ininterrumpidas para las ventanas y un piso superior con formas libres. Fue diseñada en 1928 y hoy sigue siendo moderna porque es intemporal. Charles-Édouard Jeanneret desarrolló 400 proyectos de los cuales se construyeron 75 en doce países. Pueden parecer pocos pero han sido los suficientes para que su visión de la arquitectura perviva. Se transformó a si mismo adoptando el apodo de Le Corbusier por el que es conocido. Transformó las ciudades y el paisaje con su imaginación poética. No se podía esperar menos de quien dijo que “La arquitectura es el juego sabio, correcto, magnífico de los volúmenes bajo la luz”.
Escultura Open Hand (mano abierta) representando el lema de la ciudad de Chandigargh creada por Le Corbusier: “abierto a dar, abierto a recibir”.  Dimensiones: 12,5 m de ancho y 8,86 m. de alto.

Escultura Open Hand (mano abierta) representando el lema de la ciudad de Chandigargh creada por Le Corbusier: “abierto a dar, abierto a recibir”. Dimensiones: 12,5 m de ancho y 8,86 m. de alto. ©Fernando Stankuns vía Flickr

(Artículo de M.A. Núñez)