Descubre cómo seducir con astucia con Arquitectura Rhino

VisualARQ visita el proyecto de arquitectura creado con Rhino de Trahan Architects para el Louisiana Sports Hall of Fame and Northwest Louisiana History Museum. El exterior está cubierto por placas de metal plegadas que recuerdan las contraventanas de las casas de las plantaciones de Louisiana. Esta austera apariencia no sugiere ni por un instante la arquitectura que encontraremos en el interior. Nos adentramos en una sucesión de curvas dinámicas y escultóricas que forman un recorrido sinuoso por el interior de las instalaciones. La inspiración es el cauce del río, que forma recodos y excava el terreno hasta desembocar en un lago cercano, Cane River Lake. El resultado de este trabajo arquitectónico obtuvo el premio del American Institute of Architects (AIA) a la “Technology in Architectural Practice” BIM. Un arquitecto, además de inteligente, debe ser astuto. Hoy presentamos un proyecto de arquitectura diseñado con Rhino en el que se han manejado con ingenio factores aparentemente opuestos entre sí. Aprovechar sinergias es fácil, la gracia está en sacar partido de conceptos enfrentados. La cultura y el deporte son más que actividades diferentes, muchas veces son enemigos entre sí.  Esta dicotomía se ha utilizado a favor de este proyecto arquitectónico. Un equipamiento reúne dos colecciones opuestas, de memorabilia deportiva y de historia local: Louisiana Sports Hall of Fame y Museo de Historia de Northwest Louisiana. Los interesados en el deporte se acercan a ver las piezas que les interesan y, junto a ellas, se encuentra el museo local al que no se hubieran acercado de no estar allí. Lo mismo sucede con los interesados en la historia, pasan ante las vitrinas en las que se exponen los recuerdos deportivos de la comunidad, quizá no se habrían planteado contemplarlos pero ya están frente a ellos. ¿Y cómo se despierta el interés de todos? Fácil de decir, no tanto de hacer: creando un edificio tan espectacular que resulte una tentación irresistible. Transitar por el interior es seductor y envolvente y te lleva hacia zonas del museo a las que posiblemente no pretendías dirigirte. La ciudad de Natchitoches en Louisiana es un emblema del viejo Sur de Estados Unidos, probablemente la conoces si viste la película Magnolias de Acero. Fue una de las primeras poblaciones habitadas del estado y conserva en el centro las calles sombreadas por magnolias y robles, las casas con porches, el encanto sureño. Es el marco en el que Trahan Architects,, la firma fundada por Victor F. “Trey” Trahan III con estudios en New Orleans y Baton Rouge,  debía desarrollar un edificio que albergarse colecciones tan enfrentadas entre sí como la deportiva y la histórica. Y, de forma similar, se iban a producir varios choques más, el primero es el de la arquitectura contemporánea con la clásica. Este aspecto se ha resuelto con el diseño del exterior. El aspecto es, lógicamente, completamente diferente al de las casas tradicionales pero posee unos puntos de referencia a ellas. Mantiene la altura de prácticamente dos pisos para encajar en el entorno. Como veremos más detenidamente después, la estructura se ha recubierto de placas de metal plegadas que evocan las contraventanas de listones de las casas de las plantaciones de Louisiana. Otro enfrentamiento es el que supone un edificio integrado en la trama urbana frente a la naturaleza que le rodea. En el interior se ha optado por un diseño arquitectónico de curvas dinámicas, de carácter escultórico, que forman un recorrido sinuoso por el interior de las instalaciones. La inspiración es el cauce del río, que forma recodos y excava el terreno hasta desembocar en un lago cercano, Cane River Lake. En cuanto al contenido de las colecciones, se optó por contemplar al deporte como un hecho histórico más. De esa forma, la vecindad forzosa de las exposiciones podría crear una nueva relación entre ambas para que fuera del interés de todos los visitantes. Estos han sido los planteamientos de Trahan Architects, y ahora llega el momento de aproximarnos para ver cómo los ha desarrollado. En la fachada, los postigos de las viejas ventanas de madera se ven replicados con las ondulaciones del metal. Así como la madera de las casas tradicionales se ha visto desgastada con los años, el paso del tiempo también dejará huella en los paneles de cobre. Este diseño arquitectónico no imita la tradición, evoluciona con respecto a ella, manteniendo el aire de familia que tiene un joven respecto a su bisabuelo, un vago parecido en rostros completamente distintos. La elección del cobre también guarda relación con la industria de la zona. Además de la función de identificación con el entorno y de la estética, dando movimiento a la fachada, los paneles permiten ventilar el edificio y modelar el paso de la luz, como hacían las viejas contraventanas. Tras la austera fachada, llega el deslumbramiento al traspasar la entrada y acceder al gran vestíbulo que configura el centro del diseño. Una vez en el interior, el visitante se sentirá abrumado al recorrer unos pasillos y unas salas que le transportarán a una gruta o a los meandros de un río. Se han colocado 1.150 paneles de piedra blanca, todos ellos diferentes, con un grosor que alcanza en algunos casos los 13 cm. La textura del acabado, según ha declarado Troy Trahan, hace referencia al bousillage, la mezcla de pelo de caballo, arena y la planta llamada musgo español (Tillandsia usneoides) que se utilizó en Louisiana desde el s. XVII. La fluidez del diseño, a base de curvas NURBS, conseguido con los más de mil paneles de piedra, esconde un complejo proceso para su diseño y colocación. Cada una de las piezas de este puzzle en 3 dimensiones ha sido creada digitalmente. Las 1.150 piezas son diferentes entre sí y miden entre 120 m² y 225 m². Están colocadas sobre un marco de metal al que se sujetan con decenas de modelos de anclaje distinto. El diseño se realizó utilizando varios programas informáticos: Catia, Maya, Rhino y Grashopper. A partir del modelado de los paneles hecho con Rhino, se utilizó Grasshopper para definir la geometría de los soportes metálicos y los variados anclajes para la sujeción de las piedras y sus posiciones. El resultado fue que los 1.150 paneles encajaron perfectamente, controlando las eventuales desviaciones por tensiones de fuerzas o peso (la pieza más grande pesa casi 3 toneladas y todas suman 700 toneladas). Se utilizaron 30 tipos de anclaje, cada uno de ellos con varios puntos de conexión (hasta 15) y, además, cada anclaje podía atornillarse, colgarse, encajarse… Este es el marco en el que se muestra la colección de recuerdos deportivos iniciada hace más de 50 años. Además de una recopilación de fotografías hay paneles interactivos que rastrean la trayectoria de los deportes en el estado de Louisiana, fútbol, baloncesto, béisbol, carreras de caballos, golf… El museo de historia lo configuran las exposiciones de la evolución de la población, desde la tribu nativa de los Caddo y los exploradores españoles y franceses, hasta la actualidad. Incluyen objetos ARTIFACTS, piezas artísticas, menciones a personajes conocidos o tradiciones. La elección de “Trey” Trahan para este proyecto seguramente se vio reforzada porque conocía el entorno (nació en Louisiana) y por su experiencia en el diseño de equipamientos deportivos en ese estado. El resultado de este trabajo arquitectónico obtuvo el premio del American Institute of Architects (AIA) a la “Technology in Architectural Practice” BIM. Una apariencia austera esconde los secretos y laberínticos meandros de los ríos de Louisiana. La arquitectura no imita los misterios de la realidad, los reinventa.

• Proyecto: Louisiana State Museum y Sports Hall of Fame
• Fuente/Arquitectos:  Trahan Architects
• Equipo principal:  Victor F. “Trey” Trahan, III FAIA – President/Design Principal, Brad McWhirter AIA – Project Architect, Ed Gaskin AIA – Designer, Mark Hash – Designer, Michael McCune AIA – Designer
• Equipo de proyecto:  Sean David, Blake Fisher, Erik Herrmann, David Merlin AIA, Benjamin Rath, Judson Terry
• Imágenes: Tim Hursley
• Area: 2.600 m²
• Ubicación: Natchitoches (Louisiana, USA)

(Artículo de M.A. Núñez)